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lunes, 17 de noviembre de 2008

Promesas rotas (parte I)

Aquí estoy, tras mi barrera de hielo y cristal, escondida del mundo en medio de él.
Aquí estoy, rodeada de rosas y espinas, de lágrimas de dolor.
Perdóname por no estar a tu lado, cogerte de la mano y decirte que te quiero.
Perdóname por no soñar contigo ni pensar en tí.
Perdóname, porque yo no soy así y probablemente nunca lo seré.
Perdóname por no luchar por un sentimiento que muere cada día entre remordimientos.
Perdóname por haberme cansado de entregar el corazón, que está roto en mil pedazos.
Perdóname por no armarlo de nuevo como si fuera un puzzle a medias.
Perdóname por querer olvidar qué es sentir, qué es amar.
Perdóname por ser la sombra de lo que fui y no hacer nada para cambiarlo.
Perdóname por ser la cadena que se ciñe a tu cuello, sin preguntar, ahogándote poco a poco.
Y por último, perdóname por ser tan egoísta como para quedarme a tu lado y recordarte lo lejos que estoy de tí.


A mi ángel de la guarda, que sin alas ni magnificiencia hace lo posible por hacerme feliz... sin conseguirlo.

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