Páginas

martes, 22 de diciembre de 2009

Llueve



Llueve.


No puedo evitar salir a la calle, con la esperanza de que la lluvia borre los complejos y los restos del fracaso.


¡Qué infinitamente pequeña me siento ante los demás!

Invisible.

Olvidada.

Inexistente.

¿Sabes?

Mis lágrimas regarían la tierra que pisas… si es que alguna vez volviera a llorar.

Me duelen tantas cosas…

Hay dentro de mí una melancolía incendiaria que hace arder todo lo que toca, que prende la mecha de la ira.

Un afán de destrucción oculto entre dulces palabras y buenas maneras.

No deberías ser tan confiado, ni pedirme cosas que no puedo darte.

Soy cambiante como el viento, y nunca te amaré del todo.

Ni siquiera te has ganado mi respeto.

Pero tú te empeñas en vivir siempre recogiendo mis pedazos.

O te empeñabas.

Hace tiempo que ya no lo haces.

Ahora, los triunfos se convierten en derrotas secretas, y se me han quitado las ganas de avanzar.

Porque haya lo que haya al otro lado del muro, estoy segura de que no va ser muy diferente de lo que dejo atrás.


lunes, 14 de diciembre de 2009

Un amor de familia


Lo suyo era un amor fácil que quedaba de maravilla.

Un amor de esos para enmarcarlo.

Un amor sin amor, un amor de plastilina.

Un amor de noches vacías, de camas compartidas a la fuerza

y de silencio mediocres en cenas con la familia.

Era amar porque no había nada mejor que hacer.

Por el miedo a la soledad, sustituido por una soledad compartida.

Un amor de esos que viven los actores en las películas.

Tan perfecto que no existía.
Café con sal y vinagre en las heridas.

Ácido en las mentiras.

-Buenas noches, mi amor.

-Buenas noches, mi vida.

Y así todos los días.

Con la única sazón de los partidos de tenis de él, y las noches de charla de ella.

Un amor muerto y enterrado en el jardín, bajo una maceta.

Un amor occidental y pesado.

Un amor sin obligación, sin permiso y sin vallado.

Pero aprisionado.

El amor de mi familia.

De mi mamá y mi papá, que no se hablan ni se gritan.

Que ni se miran.

Porque nos miran a nosotros para no tener que coincidir miradas.

Y ver la culpa en ellas.

Amor de sofá y telenovela.

Amor sin miel ni azúcar, pero pegajoso como las mañanas de calina.

Desamor sin más, con tila.

Es un amor sin amor.

Es el amor de mi familia.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Llegará (Parte 8/10)


8. Llegará VIII: Fingir


Fingiré que no me importa.

Que no me importas.

Podría hacer creído tus buenas intenciones ayer, pero ahora te veo venir.

Sálvate a ti mismo, es lo que ibas a hacer.

Deja de hacerte el héroe.

Mis problemas no te importan.

Rezaré por ti si eso te ayuda.

Creeré en algún tipo de justicia para consolarme, o eso te haré creer a ti.

He aprendido a mentir muy bien.

Fuiste un gran maestro, ¿sabes?

No hay voces en mi cabeza, no estoy loca todavía.

Aunque más quisieras ¿verdad?

Me gustaría echar veneno en tu copa y ver si soy capaz de dejarte beber.

Y mentir a la policía sobre tu muerte.

¿Y vivir el resto de mi vida atormentándome?

No mereces la pena.

Nunca lo hiciste.

No te mereces el respeto que te tienen.

Rompiste hace mucho tiempo tu derecho a estar vivo, pero sigues aquí porque tienes una segunda oportunidad

Y luego una tercera.

Y una cuarta.

Y así sucesivamente.

¿Y yo?

Ninguna.

Nunca.

Jamás.