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jueves, 20 de mayo de 2010

¡Deja de pensar!








Un consejo.

Si te sientes triste… ¡deja de pensar!

¿Por qué?

Porque una vez que empezamos a deprimirnos, ¡no podemos parar!

Parece que la parte masoquista de nosotros mismos disfruta con ello (maldito masoquismo).

Así que lo mejor es olvidarse.

Si estás triste, habla con gente alegre, escucha canciones alegres, haz cosas alegres.

Juega al solitario, pinta, ve a dar un paseo, haz deporte… ¡lo que sea!

Y sobre todo… ¡desahógate!

Cada cual tenemos nuestra propia manera, así que no te agobies.

Unos lloran, otros cantan, y la mayoría necesitamos hablar.

Busca.

Siempre habrá alguien con quien puedas hablar.

Aunque no siempre será la misma persona, claro está.

Tendemos a ser ingenuos y a pensar que nuestro mejor amigo de “ahora” será nuestro mejor amigo “siempre” y eso no es verdad.

Los intereses cambian, las personas cambian, los sentimientos cambian.

No hay que aferrarse a ellos como una idiota sino aprender a cambiar con las circunstancias.

Ser el junco que se dobla con el viento y no el roble que es partido por él. (Refranero japonés, mucha sabiduría)

Así que quedarnos envarados en el sufrimiento lo único que hace es hacernos sufrir más.

La mayoría de los problemas se solucionan más deprisa si no los magnificamos o “les damos coba”, como se dice.

Todo es más fácil si se afronta de manera relajada y positiva.

Eso sí, si eres de esas personas que tiene un carácter fácilmente irritable, contrólate, ¡pero no te extingas!

Odio a la gente que dice “tienes que cambiar, tienes que cambiar”… ¡como si la diversidad no fuera buena!

Si no hay gente pacífica y gente guerrillera, todo sería tremendamente aburrido y la gente no se reiría.

Todos “amuermaos”, bostezando todo el día.

El truco está en comprender los errores, aceptarlos, y no dejar que eso nos afecte negativamente.

Ya sé que deprimirse a veces engancha (soy un poco adicta, lo reconozco) pero lo poco agrada y lo mucho cansa (echando mano del refranero popular español, que también tiene mucha sabiduría) así que, un consejo:

¡Sonríe y deja de pensar!

jueves, 6 de mayo de 2010

Circo


El miedo me mantiene prisionera en una red de cañones de cristal,
acorralada y moribunda en el hielo,
incapaz de levantar la cabeza y mirar al cielo,
aceptar mi realidad.

¿Qué pasa?
¿Qué ocurre ahí fuera?
¿Qué coño estáis mirando?
¿Cómo me derrumbo?
Pues que pase todo el mundo,
y contemple mi cambio de rumbo;
regodearos.

Sentid felicidad al comparar vuestra pena con la de otros,
y en este gran teatro de desgracias y odios,
sentíos afortunados.

No tenéis el papel protagonista pero,
mientras tanto,
observais en butacas de lujo mi desencanto,
este escenario azul cobalto.

Vamos, divertíos.
No os ha tocado la peor parte (otros protagonistas hay peores),
un paseo a ninguna parte,
una especie casual de arte,
una sonrisa frustrante,
(de esas que tú y yo compartimos)
tanta pasión como lastre.

¿Qué se cierne sobre mí?
¿La muerte?
¿Tan pronto?
¿Aún no ha llegado el invierno y ya viene?
Me niego.
Hago oídos ciegos y desaparezco, manteniendo intacto mi ego.

Es lo único que tengo, ¡valiente ego!
Mi egoismo teñido de odio manido
¡qué aburrido!
Esta lleno de arrepentimiento este alter ego,
algo que no tengo,
ni siento,
ni contemplo.

Vamos, adelante,
riéte.
Sé que lo estás deseando mientras me consuelas,
o me deguellas,
pescado fuera del mar en manos del terrible pescadero.

¿Qué quieres?
¿Qué pretendes?
¿Me humillas?
¿Sonries ante el espejo, niña traviesa,
coqueta,
cosida a la muñeca que sueñas?

Qué divertido resulta mirar a los equilibristas de la vida morder el polvo,
viendo cómo su grácil ironía no les ha funcionado,
y sus acrobacias están ahora cubiertas de barro.

Tengo el entusiasmo rayado de tanto usarlo,
mientras, tras la careta,
la sonrisa del payaso de este circo está borrada de tanto finjirla,
y la roja nariz pierde su color sin usarlo.

Mira a los ángeles volar sin cuerdas,
frágiles y destruidas,
lanzando un desafío a la vida,
la inmortalidad se les resistía.

Juega conmigo a las casitas, muñeca,
y yo fingiré ser el marido atento que te pega,
o la muchacha insulsa que toma té junto a la ventana.
Esperando lo que nunca llegará.

Disfruta de esta feria de trémulos desastres.
Reserva asiento en primera fila por si te pierdes,
y estate atenta, no te olvides.

En el circo de la vida, cada coreografía está ensayada
(y nunca sale).

Así pues, disfruta mientras puedas,
mientras estés al otro lado de la barrera,
pues ya tenemos preparado el escenario para tu propia obra,
en este temido infierno de Dante,
que se nos queda a todos grande.
Disfruta, atento oyente.