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lunes, 19 de enero de 2009

Lo dificil no es abrir el corazón si no encontrar a alguien dispuesto a mirar dentro (o los pozos de los lamentos)

Al final del pozo dónde está enterrado mi corazón, roto en mil pedazos por la sombra que se interpuso en mi camino; en aquel abismo de oscuridad hay una estrella que la negrura no ha conseguido apagar, un sueño entre los cristales, la esperanza en el fondo de mi caja de Pandora.
Me llama, me pide que la salve del vacío.
Me niego, observo su luz fría, deseando que de hunda en el olvido dónde la dejé.
Sube hacia mí, arrastrando con ella el alma a la que renuncié.
Me escudo tras mi pared de hielo, haciéndome insensible a su candor.
Pero no es suficiente.
Me llora, pretende darme pena y me muestra mi futuro junto a ella.
Veo sonrisas regadas en lágrimas, mi antigua y patética vida.
Añoro el calor, pero el miedo a sufrir, a sentir, me detiene.
Me confunde, intenta engañarme.
Hace tiempo que me escondí de la conciencia y los remordimientos.
Pero, ¿a quién pretendo engañar encerrándome en el silencio para expiar mis culpas?
¿De qué sirve arrancarse el corazón y el alma, si los recuerdos siguen ahí, susurrándome al oído cada tropiezo?
Le doy la espalda al pozo, intentando dejar tras mis pasos la ingenua persona que fui.
Pero no puedo negarlo, los hechos están ahí, acechándome, esperando el momento idóneo para salir a la luz.
Necesito decírselo a alguien, a quién sea.

**********

La estrella cae, se hunde en la espesura, entre mis suspiros y mis tardes al sol entre sus brazos.
Él no va a volver.
Yo ya he dejado de esperarle. Muchos han intentado ocupar su lugar, pero me he negado a quedarme junto a ellos.
No tengo nada que ofrecerles, todo lo que era (o soy) está ahora en el pozo.
Siento a alguien a mi lado.
Me giro.
Nos miramos.
También hay un pozo a sus pies.
-Es guapo- no puedo evitar pensar.
Él me sonríe, pero parece terriblemente triste.
Me acerco a él y me asomo a su abismo particular.
Es muy parecido al mio.
-Tú tampoco tienes a nadie, ¿verdad? Somos un par de lobos solitarios, no nos gusta ir en manadas.
Me río.
Se ríe.
Llevaba tanto tiempo sin hacerlo que ya no me acordaba de lo que se sentía.
-Tienes una sonrisa muy bonita, ¿lo sabías? ¿Por qué no la usas más a menudo?
-¿Cómo sabes si soy una chica sonriente o no? Yo no te lo he dicho.
Él se sonrie y clava en mí unos ojos marrones como la tierra recién mojada.
-Llevamos meses viniendo aquí juntos. Tú nunca parecías fijarte en mí, pero yo he tenido ocasión de estudiarte muy de cerca. ¿Por qué vienes aquí todos los sábados por la mañana?
-¿Por qué vienes tú?
Él se rió con fuerza y fijo la vista de nuevo en el pozo.
-Se llamaba Amanda. Hace dos años que murió. ¿Qué te pasó a tí?
Suspiré y alcé la vista al horizonte.
-Mi novio me dejó por otra. Me había sido infiel, así que tampoco me importó mucho.
-Entonces, ¿por qué sigues viniendo aquí? No creo que sea por el ambiente y la buena música.
No pude evitar reírme con fuerza.
-No, supongo que no. Él lo era todo para mí. Cuando me enteré de que, después de entregarme por completo, yo no era suficiente, se me echó el mundo encima.
-Si no supo ver lo maravillosa que eres, quizás no te merecía.
Me sonreía de oreja a oreja. Acaso pretendía animarme. Me enfadé.
-No hace falta que me mientas tan descaradamente.
En su cara apareció una expresión de incredulidad muy infantil.
-¿No sabes quién soy? Soy tu vecino, el del piso de arriba al que le gritas todas las noches para que se calle.
No me lo podía creer. ¿Cómo es posible que en tres años nunca nos hubiéramos cruzado?
-Ya veo que no te sueno nada. ¿Por qué no solucionamos eso con un café? ¿te hace?

************

Nunca más volví al pozo. Desde ese día, mi vecino y yo no nos separamos nunca.
Y nunca le dejaré marchar.

2 comentarios:

  1. Hola Marta el blog esta muy bien veo ke te lo has montado bien sigue asi y lo haras mucho mejor.
    ¡FELICIDADES HAS LOGRADO UN GRAN PASO !

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  2. ¿Quién es esta Sofía? A mí también me ha dejado n comment.
    El vecinito llama a tu puerta...
    mmm...
    ya me contarás quién es ese vecinito...

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