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miércoles, 28 de enero de 2009

Nota al lector

Por razones técnicas (que en este momento no vienen al caso y que más tarde explicaré),
suspendo temporalmente la elaboración de entradas de mi blog, pero lo visitaré diariamente.
Si alguien (que lo dudo) tiene algo que decir, bueno o malo, dispone de la sección de comentarios de esta entrada.


Gracias

lunes, 19 de enero de 2009

Lo dificil no es abrir el corazón si no encontrar a alguien dispuesto a mirar dentro (o los pozos de los lamentos)

Al final del pozo dónde está enterrado mi corazón, roto en mil pedazos por la sombra que se interpuso en mi camino; en aquel abismo de oscuridad hay una estrella que la negrura no ha conseguido apagar, un sueño entre los cristales, la esperanza en el fondo de mi caja de Pandora.
Me llama, me pide que la salve del vacío.
Me niego, observo su luz fría, deseando que de hunda en el olvido dónde la dejé.
Sube hacia mí, arrastrando con ella el alma a la que renuncié.
Me escudo tras mi pared de hielo, haciéndome insensible a su candor.
Pero no es suficiente.
Me llora, pretende darme pena y me muestra mi futuro junto a ella.
Veo sonrisas regadas en lágrimas, mi antigua y patética vida.
Añoro el calor, pero el miedo a sufrir, a sentir, me detiene.
Me confunde, intenta engañarme.
Hace tiempo que me escondí de la conciencia y los remordimientos.
Pero, ¿a quién pretendo engañar encerrándome en el silencio para expiar mis culpas?
¿De qué sirve arrancarse el corazón y el alma, si los recuerdos siguen ahí, susurrándome al oído cada tropiezo?
Le doy la espalda al pozo, intentando dejar tras mis pasos la ingenua persona que fui.
Pero no puedo negarlo, los hechos están ahí, acechándome, esperando el momento idóneo para salir a la luz.
Necesito decírselo a alguien, a quién sea.

**********

La estrella cae, se hunde en la espesura, entre mis suspiros y mis tardes al sol entre sus brazos.
Él no va a volver.
Yo ya he dejado de esperarle. Muchos han intentado ocupar su lugar, pero me he negado a quedarme junto a ellos.
No tengo nada que ofrecerles, todo lo que era (o soy) está ahora en el pozo.
Siento a alguien a mi lado.
Me giro.
Nos miramos.
También hay un pozo a sus pies.
-Es guapo- no puedo evitar pensar.
Él me sonríe, pero parece terriblemente triste.
Me acerco a él y me asomo a su abismo particular.
Es muy parecido al mio.
-Tú tampoco tienes a nadie, ¿verdad? Somos un par de lobos solitarios, no nos gusta ir en manadas.
Me río.
Se ríe.
Llevaba tanto tiempo sin hacerlo que ya no me acordaba de lo que se sentía.
-Tienes una sonrisa muy bonita, ¿lo sabías? ¿Por qué no la usas más a menudo?
-¿Cómo sabes si soy una chica sonriente o no? Yo no te lo he dicho.
Él se sonrie y clava en mí unos ojos marrones como la tierra recién mojada.
-Llevamos meses viniendo aquí juntos. Tú nunca parecías fijarte en mí, pero yo he tenido ocasión de estudiarte muy de cerca. ¿Por qué vienes aquí todos los sábados por la mañana?
-¿Por qué vienes tú?
Él se rió con fuerza y fijo la vista de nuevo en el pozo.
-Se llamaba Amanda. Hace dos años que murió. ¿Qué te pasó a tí?
Suspiré y alcé la vista al horizonte.
-Mi novio me dejó por otra. Me había sido infiel, así que tampoco me importó mucho.
-Entonces, ¿por qué sigues viniendo aquí? No creo que sea por el ambiente y la buena música.
No pude evitar reírme con fuerza.
-No, supongo que no. Él lo era todo para mí. Cuando me enteré de que, después de entregarme por completo, yo no era suficiente, se me echó el mundo encima.
-Si no supo ver lo maravillosa que eres, quizás no te merecía.
Me sonreía de oreja a oreja. Acaso pretendía animarme. Me enfadé.
-No hace falta que me mientas tan descaradamente.
En su cara apareció una expresión de incredulidad muy infantil.
-¿No sabes quién soy? Soy tu vecino, el del piso de arriba al que le gritas todas las noches para que se calle.
No me lo podía creer. ¿Cómo es posible que en tres años nunca nos hubiéramos cruzado?
-Ya veo que no te sueno nada. ¿Por qué no solucionamos eso con un café? ¿te hace?

************

Nunca más volví al pozo. Desde ese día, mi vecino y yo no nos separamos nunca.
Y nunca le dejaré marchar.

viernes, 16 de enero de 2009

Las Parcas, Moiras y Nornas


Las Moiras y las Nornas (las tejedoras del destino)

Cuando las moiras tejen el destino, la longitud de la vida de un hombre está representada por lo
vertical, es decir, los hilos de la urdimbre. ¿Pero qué hay de la trama, esos hilos que están anudados alrededor de los hilos individuales de la urdimbre? Sería natural ver en ellos las distintas fases de la fortuna que le corresponden mientras vive, y la última de las cuales es la muerte.
Las viejas diosas noruegas, las nornas, hilan el destino de los hombres cuando nacen. Los eslavos
tenían también tales diosas y por lo visto, también los antiguos hindús y los gitanos. Las nornas no sólo hilan y ribetean, sino que también tejen. Su tela cuelga sobre la cabeza de todos los hombres.

RICHARD BROXTON ONIANS (The Origins of European Thought)


Las Moiras o Parcas (las tres hermanas)
Provienen de la mitología griega, las moiras, “Parcas” para los romanos. (La mitología nórdica cuenta con un equivalente: las Nornas.) son las deidades vinculadas con el destino y el inevitable sino de la muerte humana. Su equivalente romano son las Parcas o Fatos. Aunque se las reconoce en ciertos pasajes como hijas de Zeus y Temis, es más probable, sin embargo que sean hijas de Nix, la Noche, diosa que concebía por sí sola. Sin embargo estas contradicciones carecen de importancia pues ni el mismo Zeus podia controlar el destino de los hombres y/o dioses.
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Las Moiras son tres, Cloto (Nona), Láquesis (Décima) y Átropos (Morta), "la que hila"(es la encargada de crear las hebras o hilos), "la que asigna el destino" (es la que decide que tan largo va a ser el hilo del destino de todos los hombres) y "la inflexible" (pues es la encargada de cortar esos hilos con ayuda de su tijera). Son la personificación del destino, y su misión en el horizonte mitológico griego, es la de asignar el destino a los seres que nacen, deparándoles suertes y desgracias.
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Como diosas del destino velan porque el sino de cada cual se cumpla, incluyendo el de los propios dioses. Asisten al nacimiento de cada ser, hilan su destino y predicen su futuro. Se las representaba como tres mujeres de aspecto severo: Cloto, con una rueca; Laquesis, con una pluma o un mundo y Átropos, con una balanza.
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En los orígenes del mito estos espíritus se encontraban presentes desde el nacimiento. Ya que en el momento del nacimiento decidían cual iba ser la vida del nacido, predestinaban sus actos y el momento de su muerte. Nada estaba puesto al azar, todos los hechos estaban marcados y escritos con anterioridad.
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Posteriormente el mito evolucionó a la forma que conocemos de las tres hermanas. El destino era determinado mediante un hilo de lana blanca o dorada, para los momentos de felicidad, o de lana negra, para los momentos de dolor. La más joven, Cloto, preside el momento del nacimiento y lleva el ovillo de lana con el que va hilando el destino de los hombres; la segunda en edad, Láquesis, enrolla el hilo en un carrete y dirige el curso de la vida y la anciana Átropos, la propia Parca, coge del carrete el hilo de la vida y lo corta con sus tijeras de oro, sin respetar la edad, la riqueza, el poder, ni ninguna prerrogativa, y así ésta llega inevitablemente a su fin.La representación más comúnmente usada era las tres viejas hilanderas o unas melancólicas doncellas.

martes, 13 de enero de 2009

Un ladrón entrando por la ventana


La noche caía suavemente en la ladera nevada que había frente a su ventana.
Llevaba toda la noche despierta, soñando con que él viniera a apagar su soledad.
-"Nunca se sabe cuándo los sueños pueden hacerse realidad"- se dijo, apesadumbrada.
Una figura en la ventana la sobresaltó. Unos golpes sonoros en el cristal helaron su corazón, que se detuvo un instante, para latir después con fuerza. Sin pensarselo dos veces abrió la ventana.
Calado hasta los huesos, respirando con dificultad, al borde de la inconsciencia, y aún así divino. Allí estaba.
Sólo hizo falta una mirada para comprenderse.
Él había ido hasta allí porque confiaba en que ella no le delatase.
Con aquel simple contacto visual descubrió que ella sentía por él algo más que amistad.
Había estado con muchas mujeres pero nunca correspondió al amor de ninguna. Con ella era diferente.
Descubrió el rubor en sus mejillas cuando la miró, una oleada de ternura le inundó y no pudo evitar sonreír.
Le tendió su mano, llena de heridas. Ella ahogó un suspiro y puso en marcha.
Limpió sus heridas, cosió las más profundas y las vendó con delicadeza.
Todos sabían que la joven huérfana del bosque tenía lijeras nociones de medicina e iban a ella cuando el médico no estaba disponible.
Él necesitaba un poco de discreción y prefería arriesgarse con ella, pues el médico se iba muy a menudo de la lengua.
Ella evitó mirarle a los ojos, perdidos en el vacío.
Mientras guardaba el instrumental, se pinchó con una aguja.
Alejó la mano rápidamente, sin emitir ruido alguno, y golpeó al joven por el camino.
Se inclinó hacia él pidiendo disculpas cuando la pata de la silla cedió y cayeron al
suelo juntos.
Volvió a sonrojarse y él se echó a reír.
La ayudó a levantarse y retuvo su pequeña mano entre las suyas.
Ella intentó retroceder, pero él la cogió por la cintura con dulzura.
Se acercó y la besó con cuidado, intentando no asustarla ni ponerla más nerviosa todavía.
Ella sintió su corazón latiendo demasiado deprisa mientras le abrazaba con fuerza.
Él enterró la cara en sus cabellos cobrizos, que caían desordenadamente por su espalda.
Ninguno quería que ese momento terminase nunca.

****************

Al despertar por la mañana, ella creyó que todo había sido un sueño.
Cuando se incorporó estaba sola en la cama.
No pudo evitar echarse a llorar, hundiendo la cara entre sus manos.
Sintió unos brazos cálidos rodeándola, meciéndola como si fuera un bebé.
Una voz masculina susurraba su nombre, intentándo desesperadamente consolarla.
Después de todo, era real...

jueves, 8 de enero de 2009

Lágrimas de piedra


Ángeles de piedra lloran,
lágrimas amargas que en sus ojos muertos moran,
su rabia inmóvil gritan,
la quietud eterna esperan.

No tiene sentido que aguarden,
pues en ellos ya vive,
el silencio y el frío tienen,
la soledad sobre ellos se mece.

Ángeles ¿por qué lloráis ahora,
si nada queda, ni la esperanza;
que permanece en las mentes rotas,
pegando los pedazos con palabras?

Infinita canción que eternamente suena,
en los congelados corazones se cuela,
y sonando en silencio, espera.

Infinita nevada,
lento correr del tiempo a mi espalda,
fría belleza angelical,
estática, atemporal,
caos ordenado en la ciudad,
que duerme, acechando.

Los ángeles ya no lloran,
comprenden en silencio el papel que les toca,
se vuelven mudos, sus quejidos ahogan,
implorar.

Por ser piedra muerta,
seres vacíos, inertes, a los que se les cerró la puerta,
que lloran su desgracia eterna.

Sus lágrimas están talladas en sus caras,
por siempre a ellos unidas,
en el vacío de la oscuridad perdidas.

Cementerio literario,
pues junto al ángel incendiario,
mis frases inacabadas entierro.

Porque no encuentro palabras para describir,
ese sentimiento que me empuja a escribir,
a intentar expresar, aunque este muy lejos de conseguir.

Debería dejar atrás esta loca cordura,
pues debo admitir que soy más dura
que esos ángeles que mis efímeros versos resignados escuchan.

Dejo correr el tiempo, pasar al momento
y entrar a mi pequeño santuario vegetal al bullicio.

Llueve, el agua borra la tristeza,
el polvo de los ángeles limpia,
mojando mis palabras,
ocultando mis lágrimas.

El camino hacia casa se difumina,
y cuando llego, mojo el papel en tinta,
derramo palabras hechas de ceniza,
dejando caer mis sombríos pensamientos con una sonrisa.

En la placidez de la oscuridad del sueño,
nace una historia en mi corazón risueño,
muda canción de cuna,
teñida a la luz de la luna.

"Para un corazón de hielo, lágrimas de piedra."


Imagen por Carolina Bensler, visitenla, es una auténtica preciosidad! https://plus.google.com/116243168881393084784/posts

lunes, 5 de enero de 2009

NORMAS DE CONDUCTA PARA SOBREVIVIR EN LA SOCIEDAD ACTUAL (especial atención a los asteriscos)

Maquilla tu dolor y tu desesperanza, oculta tu verdad tras una máscara de cristal.
Pinta tu desgracia con tinta roja en la pared.
Cambia de bando, de vida, haz lo que sea para que te acepten, pierde la partida si es necesario.
No luches, no te resistas, tarde o temprano les pertenecerás.
*Sólo eres un muñeco roto, sin dueño, con un millar de sueños rotos en mil pedacitos, como las piezas de aquel puzzle que nunca llegaste a acabar.
Grita, ríe, llora, como si se te echase el mundo encima.
Sufre por ellos, gasta tus días lamentándote por lo que hiciste mal y por lo que nunca llegaste a hacer.
Intenta cambiar lo que te rodea sin éxito, lleva una vida vacía en un lugar muerto.
Usa la cabeza, no sientas, solo piensa, nunca quieras saber de más.
Ólvidate del sufrimiento de los demás, incluso del tuyo.
Limítate a ser útil, escala posiciones, pisotea a los de abajo, húndeles, no lo pienses demasiado.
Olvida la moral y los remordimientos, no dejes que te roben ni un minuto de tu tiempo.
*Pero no olvides que sólo eres un muñeco roto, sin dueño, con un millar de sueños rotos en mil pedacitos, un titere de los que son más fuertes y pueden permitirse el lujo de ignorar su conciencia.
Usan las palabras como puños, no necesitan la fuerza bruta, tienen el poder de matar el alma con una mirada.
*Ellos se encargarán de que nunca te olvides de que sólo eres un muñeco roto, sin dueño, con un millar de sueños rotos en mil pedacitos, sin esperanza ni futuro para siempre.