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viernes, 16 de enero de 2009

Las Parcas, Moiras y Nornas


Las Moiras y las Nornas (las tejedoras del destino)

Cuando las moiras tejen el destino, la longitud de la vida de un hombre está representada por lo
vertical, es decir, los hilos de la urdimbre. ¿Pero qué hay de la trama, esos hilos que están anudados alrededor de los hilos individuales de la urdimbre? Sería natural ver en ellos las distintas fases de la fortuna que le corresponden mientras vive, y la última de las cuales es la muerte.
Las viejas diosas noruegas, las nornas, hilan el destino de los hombres cuando nacen. Los eslavos
tenían también tales diosas y por lo visto, también los antiguos hindús y los gitanos. Las nornas no sólo hilan y ribetean, sino que también tejen. Su tela cuelga sobre la cabeza de todos los hombres.

RICHARD BROXTON ONIANS (The Origins of European Thought)


Las Moiras o Parcas (las tres hermanas)
Provienen de la mitología griega, las moiras, “Parcas” para los romanos. (La mitología nórdica cuenta con un equivalente: las Nornas.) son las deidades vinculadas con el destino y el inevitable sino de la muerte humana. Su equivalente romano son las Parcas o Fatos. Aunque se las reconoce en ciertos pasajes como hijas de Zeus y Temis, es más probable, sin embargo que sean hijas de Nix, la Noche, diosa que concebía por sí sola. Sin embargo estas contradicciones carecen de importancia pues ni el mismo Zeus podia controlar el destino de los hombres y/o dioses.
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Las Moiras son tres, Cloto (Nona), Láquesis (Décima) y Átropos (Morta), "la que hila"(es la encargada de crear las hebras o hilos), "la que asigna el destino" (es la que decide que tan largo va a ser el hilo del destino de todos los hombres) y "la inflexible" (pues es la encargada de cortar esos hilos con ayuda de su tijera). Son la personificación del destino, y su misión en el horizonte mitológico griego, es la de asignar el destino a los seres que nacen, deparándoles suertes y desgracias.
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Como diosas del destino velan porque el sino de cada cual se cumpla, incluyendo el de los propios dioses. Asisten al nacimiento de cada ser, hilan su destino y predicen su futuro. Se las representaba como tres mujeres de aspecto severo: Cloto, con una rueca; Laquesis, con una pluma o un mundo y Átropos, con una balanza.
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En los orígenes del mito estos espíritus se encontraban presentes desde el nacimiento. Ya que en el momento del nacimiento decidían cual iba ser la vida del nacido, predestinaban sus actos y el momento de su muerte. Nada estaba puesto al azar, todos los hechos estaban marcados y escritos con anterioridad.
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Posteriormente el mito evolucionó a la forma que conocemos de las tres hermanas. El destino era determinado mediante un hilo de lana blanca o dorada, para los momentos de felicidad, o de lana negra, para los momentos de dolor. La más joven, Cloto, preside el momento del nacimiento y lleva el ovillo de lana con el que va hilando el destino de los hombres; la segunda en edad, Láquesis, enrolla el hilo en un carrete y dirige el curso de la vida y la anciana Átropos, la propia Parca, coge del carrete el hilo de la vida y lo corta con sus tijeras de oro, sin respetar la edad, la riqueza, el poder, ni ninguna prerrogativa, y así ésta llega inevitablemente a su fin.La representación más comúnmente usada era las tres viejas hilanderas o unas melancólicas doncellas.

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