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viernes, 14 de octubre de 2011

¿Cómo va?















¡Buenas!

Os saludo con estre friki baile para preguntar: ¿Qué tal va todo?
Bien, espero.

Seguro que habéis visto los diminutos y progresivos cambios de este nuestro aburrido blog, ¿ah?
En primer lugar, un reloj super otaku con un soldadito mecánico.
¿A que es mono? Lo sé, me ha costado mucho encontrarlo.
En segundo lugar, ese adorable gatito (persa) que nos ruega que vayamos a otro blog si no queremos que llore. (Y a este paso llorará, seguro ¬¬)
En tercer lugar, una foto de portada nueva (que espero que alguien aprecie, porque si no, tendré que torturar a otro animal, con todo el dolor de mi alma)
Y si no me olvido de todos... el cuarto es una nueva sección, con la recopilación de los vídeos comentados.
¿Os están gustando? ¿Tenéis algún tipo de preferencia musical o algo? Es que tengo unos lectores (Si es que los tengo) muy tímidos, jijiji.

En fin, también hemos terminado los "Extraños", pero debido a mi poca constancia, estoy segura de que no tendrá mucho éxito (T,T) y he comenzado una nueva "sección", bastante absurda, por cierto (últimamente, la absurdez va en progreso), llamada "Diario de una chica poco motivada".
No sé si os apetece que la continúe o no...
En fin... Reíros un rato del gif y pasad una buena tarde... a saber si actualizaré de nuevo algún año de estos jajaj

Un saludo.
Una bloggera perezosa.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Hoy es un día de fiesta

Ya os habréis dado cuenta... si es que alguien lee esto... de que estoy descuidando un poquiiito este blog.
En realidad, lo estoy descuidando todo en mi vida, en muchos sentidos...
Me siento perdida, para ser sinceros... (Si es que alguna vez no lo hemos sido, amigos míos)
Nada sale como quiero y este pesado mal humor no me deja tranquila ni un momento...
Ni siquiera sé por qué estoy escribiendo esto...
Pero me gustaría coger una pistola y ponerla sobre la cabeza de todo el mundo, diciendo "Reflexiona sobre tus palabras, reflexiona sobre tus actos... Todos vamos por el mal camino."
Qué raro, ¿no?
Estoy cabreada... Como hacía mucho que no lo estaba... Y ya no sé cómo manejarlo.
He perdido la costumbre, supongo.
Este estado de permanente alerta y bufamiento lleva prolongándose dos meses... y los motivos me resultan del todo desconocidos.
Quizás el hecho de que mi libro es impublicable, que la segunda parte se resiste a finalizarse y que la profesión de mis sueños está a otro bachillerato distinto de distancia puede haber influido un poco.
Digamos que mi motivación se ha ido de vacaciones... o como ya no tengo ilusión para pagarla, se ha ido al paro... como tantos otros, supongo.
Puede tratarse de una recaída a eso que llamamos "revolcarse en un sufrimiento ficticio" pero el caso es que lo único que consigo son malos dibujos tétricos y gruñirle con satisfecho cabreo a todo el mundo.
Ah, y no podemos olvidar esas molestas e incómodas lágrimas que asoman de estos ojos semimarrones todo el tiempo.
Creo que podría llorar solo si anuncian más sol para este invierno en un parte meteorológico.
Y como golpear muros es bastante poco femenino, tengo que contentarme con esto.
Hablarle a un público invisible en tono sarcástico y tan ácido que las teclas de mi ordenador se están derritiendo.
Oh, mira que lindo sol hay en la ventana. Ojalá pudiera atravesarlo con un cuchillo sangriento llenándolo todo de negro.
En fin, no me haga caso, afanado lector.
No hay esperanza en este huerto de los olivos.

Attentamente (sí, con doble t, para satisfacer a todos los públicos), la presidenta del club de los cabreados sin motivo.

Extraños en el jardín VI [Opción B] FIN

-Venga... vale... Lo secuestramos.
-Ji ji ji. -Se oyeron las vocecitas de mis hermanos en la oscuridad.
-¡Y vosotros a callar! Que como Paoleo se entere, me va a...
-¿Te voy a qué, Shira?
Creo que no he chillado tan alto en toda mi vida.
Levanté los brazos, gritando, lo que hizo que Paoleo también gritara, y luego gritamos todos... y así sucesivamente.
-¿Por qué gritáis?
Jordan me miró y se encogió de hombros, arrastrando por el suelo al intruso como si fuera un saco viejo.
-¿No deberías tener más cuidado con la cabeza? -Pregunté, viendo cómo se golpeaba una y otra vez contra las piedras.
-Qué va... -Se oyó al vecino mascar su chicle... y era un poco siniestro.
Los mellizos cantaban canciones sobre mutilaciones un poco espeluznantes y Paoleo cerraba la marcha, clavando los ojos en mí como diciendo "cuando no esté el vecino te vas a enterar".
Llegamos al sótano y mi hermano ató al intruso en una silla, sacudiéndolo.
El intruso nos miró a todos y cerró los labios, como declarando que no iba a hablar.
-Bueno... tendremos que recurrir a métodos más... complicados. Mellizos... Las tenazas.
Tami abrió su peluche y sacó unas tenazas como las que usan los dentistas, mientras Jordan le abría la boca al intruso a la fuerza... Sin sacarle el pasamontañas ni nada.
-¡Pero qué hacéis, locos! -Exclamé, tratando de pararlos. -¡Así no va a hablar!
-Bueno, pues haz tú de poli buena. -Se quejaron TODOS al unísono.
Me acerqué al intruso, sonriendo y le dije:
-Anda, dinos ya quién eres y qué quieres, ¿eh?
-¡Me niego! -Exclamó, con tono de ruso obstinado.
Todos me miraron y carraspearon.
-Esto... verás... No es por nada especial, pero... Si no lo dices... Esta gente te va a sacar hasta las muelas del juicio. -Se oyó el ruido de un taladro de fondo. -O algo peor...
-¡Me niego!
-¡Vale, me rindo! A por él.
La verdad es que me causaba curiosidad cómo lo iban a convencer, pero cuando el tipo vio a los mellizos infernales con las tenacillas, a mi hermano con el taladro y a Jordan con la metralleta (sí, una metralleta clavadiiiiita a las de verdad), cantó todo, el muy ca...
-¡Vale, vale, hablaré! -Suspiré. Si hubiera sabido que iba a ser tan fácil. -Soy... el gran director... ¡Stefan Spelborg!
Se quitó el pasamontañas con aire teatral y todos nos lo quedamos mirando en silencio.
-Oye, ¿alguien sabe quién es?
-No.
Jordan sonrió y cargó la metralleta con unas bolitas muy extrañas de colores.
-¿Alguien tiene chicle? -Preguntó, apuntando al ojo del tal Spelborg con una mueca muy siniestra.
Saqué uno y se lo di, preguntándome todavía quién era el tipo ese.
-Querías robar los guiones de nuestra nueva película, ¿no?
Presionó suavemente el gatillo, desviándose a propósito para no darle.
-Ups... Casi...
-¡Sí, sí! Lo sé, es rastrero... Pero mis películas van de capa caída y...
-Pero no lo vas a hacer más, ¿verdad? -Volvió a fallar, pero esta vez se quedó muy cerca de su objetivo. -Ups... Por los pelos...
-¡Lo juro!
-Bien... Caso cerrado.
Dejó la metralleta apoyada en la pared y se fue, dejando tras de sí un gran silencio.
-¿Y con el Spelborg qué hacemos? -Pregunté, mirando un poco a todos lados.
-Mejor lo soltamos.
-Jo. -Dijeron los mellizos a coro.
Nada más soltarle, echó a correr a toda velocidad, lejos del sótano.


Y así fue como los hermanos (sí, hermanos, ya que toda mi familia se había metido en el lío) resolvimos otro caso...
(Aunque, si os soy sincera, la moraleja de esto es que nunca sabes el miedo que puede dar tu vecino de al lado ¬¬')



Bueno, lamento el terrrrriiiiiibleeee retraso... Nadie se acuerda ya de esto...