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martes, 25 de enero de 2011

Si no despierto

Si no despierto, ¿llorarás por mí?

¿Cuánto durará mi recuerdo en tu alma?

¿Dejará de oírse mi voz cuando a mis oídos solo llegue el silencio?

Si no abro los ojos, ¿veré a través de ellos el sol?

¿Existirá el brillo de la luna cuando ya no sea capaz de comprobarlo?

¿Soplará sobre ella el viento o seguirá dormida en entre las nubes del cielo?

Si mi luz se apaga, ¿quedará algún resplandor en la tierra?

¿Se detendrá el tiempo o todo avanzará al mismo ritmo?

Si me caigo en el vacío, ¿tocaré el suelo?

¿Qué momento fue el primero?

¿Qué momento será el último?

Cuando la luz se vaya, ¿se irá con ella mi vida?

¿Se quemará el recuerdo, se morirán las lágrimas?

¿Se ahogará mi alma?

Si lo pierdo todo, ¿encontraré el camino?

¿Esquivaré la muerte?

¿Alcanzaré al destino?

Si el dolor me atrapa, ¿perderá el calor su sentido?

¿Se marchitarán las horas?

¿Se escapará el aire, se acabará la música, se detendrán mis latidos?

Cuando yo me haya muerto, ¿habrá algo al otro lado?

¿Ya no descubriré el verdadero color de tus ojos?

¿Ya no habrá piel que acariciar o te basta con el polvo de mis huesos?

Si dejo de respirar, ¿aprenderé a mentir antes de encontrar lo que busco?

¿Habré tomado las decisiones correctas o habré andado dando tumbos todo el rato?

¿Logré comprenderte un poquito antes de abandonarte?

¿Te dije que te quiero las suficientes veces o aún pude decirlo de nuevo?

Si me pongo a llorar en medio de la gente, ¿alguien se dará cuenta de lo que hago?

¿Somos invisibles o nos empeñamos en no vernos los unos a los otros?

Si me dejo caer en un pozo de desgracia, ¿lograré salir de nuevo?

¿Te sirvió mi cuerda cuando estuviste abajo?

¿Mi compasión te pareció fingida o tu dolor fue nuestro?

Cuando ya no esté aquí, ¿mirarás atrás y te sentirás decepcionado?

¿Habremos vivido lo suficiente juntos?

¿Cuándo durará tu amor cuando no esté para recibirlo?

Las palabras que desperdicié, ¿habrán servido de algo?

¿Sanaron corazones o, en cambio, los destrozaron?

Cuando llegue al final, no habrá más tiempo, no habrá prórrogas. No habrá camino.

Cuando llegue al final, dará igual todo lo que he vivido.

Si hay algo al otro lado, nunca podré decírtelo.

Si me llega el momento, rezaré por haberle dejado a los que se quedaron un bonito recuerdo.

miércoles, 12 de enero de 2011

El corazón de un asesino


En mitad de la batalla hay sangre, luego lágrimas, después destrucción. El miedo a la muerte no existe. Su eco es demasiado suave para que mis oídos saturados de rabia lo puedan escuchar.
Los gritos de la parca sobresaltan nuestras almas mientras cruzamos espadas.
Está claro el final.
O tú o yo, pero alguien morirá.
No hay dolor, no hay piedad.
No necesito caridad.
No me importa si tu alma se desmigaja en el viento.
Quiero tu muerte y la quiero ya.
Quiero desgarrar tu corazón mientras aún late y escribir mi epitafio con tu sangre.
Voy a violar tu humanidad destrozando tu cadáver.
Utilizaré palabras sucias cuando te atraviese; teñiré de cobalto tu rostro irreconocible.
Sí, puedo sentirlo.
Mi acero atraviesa tu cuerpo, tu esencia carmín cubre la hierba hasta hacerla desaparecer.
Más, MÁS, quiero más.
Oirán las voces de tu sufrimiento a cientos de kilómetros de aquí.
No hay dios, ni ley ni escarmiento.
Este territorio es libertad.
Haré lo que quiera contigo y a nadie le importará.
Eres un soldado sin rostro, un pedazo de carne sin identidad.
Un número para engrosar la lista de bajas de uno de los lados de este ejército vivo en la muerte. No veo tus colores, desconozco tu nación y no me preocupo por tu pasado.
¿Familia?
¿Amor?
¿Amistad?
¿Crees que eso me frenará?
No me importa.
No me mires como si debiera importarme.
No me obligues a resucitar mi humanidad.
Mi única preocupación es triturarte hasta que no quede nada más.
Sí.
La única manera de devolver mi sentido a la vida es regar con tu sangre la tierra.
No existo para nada más.
Te destruiré y escribiré mi nombre en la gloria con tu aura.
Y como contigo, con todos los demás.
Hasta que un corazón más helado que el mío haga lo que sufres tú a mi existencia.
Digna manera de convertirme en cenizas.