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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Nada es para siempre + Aclaraciones del autor


No creo que las cosas duren para siempre. Especialmente las que tienen que ver con la humanidad. Somos cambiantes, efímeros, eternos en algunas cuestiones. A cambio de avanzar, vamos dejando cosas atrás, cargando nuevos pesos a nuestras espaldas. Nadie dice que sea bueno ni malo, simplemente es la realidad. Cada vez que escogemos, tenemos que abandonar las demás opciones, olvidar. Todo tiene un precio. Todo tiene un final y un principio. No me gusta lo que veo; no me gusta lo que oigo; no me gusta lo que siento. No me gusta cómo has cambiado, o que las palabras hayan desaparecido de entre nosotros. Me rechazo a dejar que el tiempo se lo lleve todo y me traiga otras cosas, porque estoy contenta con lo que tengo ya. Perder viejos amigos, hacer otros nuevos y conocer a todo tipo de personas estaría bien si no existiese esa pérdida en medio. Avanzar y crecer a veces no me parece suficiente; me gustaría quedarme donde estoy, inalterable. Pero nada dura para siempre. Odio cuando un día, de repente, al pasar por una calle, veo que el árbol que siempre he contemplado ha sido talado y llevado a alguna parte. Me sentiría mejor si los buenos sentimientos que he tenido por algunas personas se hubieran mantenido siempre iguales, y no hubieran desaparecido, dejando un sabor agridulce y un nudo en mi garganta que no puedo tragar. Me da igual si ser conformista me impide avanzar; los pequeños detalles que guardo con celo en mi alma son los que la hacen mejor y diferente. Pero nada es para siempre.


Buenas. Parece que últimamente me estoy intentando comunicar mucho con el lector (si es que existe). Sí, ya sé que es obvio, pero he cambiado el diseño del blog. Ese que tenía anteriormente, no me convencía demasiado. Espero que os guste a todos. Porque si no es así, abandonaréis el blog y me dejaréis hablando con la nada (cosa que hago con bastante frecuencia incluso en la vida real)

Sin nada más, me despido.

P.D: Sería más feliz si no me abandonaseis X3

domingo, 19 de septiembre de 2010

El nuevo prototipo de la sociedad


Este es el nuevo prototipo de la sociedad: ordenadas muñequitas de Mattel, listas para follas, todas clónicas, repetitivas, iguales, en un amplio sector para elegir, junto a una marabunta de machitos con complejo de superioridad, con el cerebro lavado y sin estrenar por el éxtasis y la cocaína, o cualquier otra dama blanca de polvo en espejo en el baño de alguna discoteca desalmada.

La moda sectaria del pitillo y el flequillo; los shows sin conciencia y las series baratas que nos mantienen pegados a la pantalla, vendiéndonos el patético reflejo que les brindamos en bandeja.

La profesión más solicitada: cirujano plástico, para arreglar a las muñequitas, limándoles la piel hasta convertirlas en un elegante conjunto de huesos, y para volver a montar las narices derrumbadas por la mala vida.

Enfermedades creadas por el consumismo y no por la naturaleza; gusanos de marca que se dedican a taladrar nuestras cabezas, haciéndolas suyas, lavando las nuestras.

Una sociedad manejable, fácil de exprimir con comida basura y programas de mierda en los que no hay nada que ver, en los que se hace negocio con la podrida realidad.

Una sociedad que no pasa más allá del colegio, que se derrumba en su tan amada ignorancia.

¿Quieres ser una de esas muñequitas que llegan a los cuarenta sin calcio en los huesos ni sangre en las venas?

¿Un machito petado de anabolizantes de mala calidad?

¿O quien se muere de hambre mirando el espejo de una mayoría que se hunde en la abundancia, perdiendo hasta la realidad?

Una pregunta: ¿En qué?

¿En qué nos hemos equivocado?

La respuesta: en todo.