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miércoles, 12 de octubre de 2011

Hoy es un día de fiesta

Ya os habréis dado cuenta... si es que alguien lee esto... de que estoy descuidando un poquiiito este blog.
En realidad, lo estoy descuidando todo en mi vida, en muchos sentidos...
Me siento perdida, para ser sinceros... (Si es que alguna vez no lo hemos sido, amigos míos)
Nada sale como quiero y este pesado mal humor no me deja tranquila ni un momento...
Ni siquiera sé por qué estoy escribiendo esto...
Pero me gustaría coger una pistola y ponerla sobre la cabeza de todo el mundo, diciendo "Reflexiona sobre tus palabras, reflexiona sobre tus actos... Todos vamos por el mal camino."
Qué raro, ¿no?
Estoy cabreada... Como hacía mucho que no lo estaba... Y ya no sé cómo manejarlo.
He perdido la costumbre, supongo.
Este estado de permanente alerta y bufamiento lleva prolongándose dos meses... y los motivos me resultan del todo desconocidos.
Quizás el hecho de que mi libro es impublicable, que la segunda parte se resiste a finalizarse y que la profesión de mis sueños está a otro bachillerato distinto de distancia puede haber influido un poco.
Digamos que mi motivación se ha ido de vacaciones... o como ya no tengo ilusión para pagarla, se ha ido al paro... como tantos otros, supongo.
Puede tratarse de una recaída a eso que llamamos "revolcarse en un sufrimiento ficticio" pero el caso es que lo único que consigo son malos dibujos tétricos y gruñirle con satisfecho cabreo a todo el mundo.
Ah, y no podemos olvidar esas molestas e incómodas lágrimas que asoman de estos ojos semimarrones todo el tiempo.
Creo que podría llorar solo si anuncian más sol para este invierno en un parte meteorológico.
Y como golpear muros es bastante poco femenino, tengo que contentarme con esto.
Hablarle a un público invisible en tono sarcástico y tan ácido que las teclas de mi ordenador se están derritiendo.
Oh, mira que lindo sol hay en la ventana. Ojalá pudiera atravesarlo con un cuchillo sangriento llenándolo todo de negro.
En fin, no me haga caso, afanado lector.
No hay esperanza en este huerto de los olivos.

Attentamente (sí, con doble t, para satisfacer a todos los públicos), la presidenta del club de los cabreados sin motivo.

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