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jueves, 15 de septiembre de 2011

Lo que me hace sentir [Seether - Rise above this]

Antes de nada, he de decir que este grupo es mi favorito y esta canción me marcó. Precisamente porque sé lo que se puede pensar en ese momento. Y también porque es desde el punto de vista del que se queda atrás, el familiar, el amigo. Disfruten del video, porque yo lo hago, desde luego.



Al borde del precipicio, con un mundo distorsionado en las manos, a menudo todo pierde su sentido.
Te balanceas al filo de lo imposible, comienzas a creer que nunca valió la pena el esfuerzo, y tu convicción y tus ganas de vivir se esfuman como papel vegetal al agua de un río de ácido y tinta.

Sí, bienvenidos al mundo real.

"En España, mueren 9 personas al día porque han decidido quitarse la vida."

"En el mundo, 1 cada 40 segundos."

¿Cuántas personas han muerto por ese motivo desde que escribo esto?

"Un cuarto de esas personas, son menores de 25 años, gente que apenas está en el despuntar de su vida.
Pronto será la causa de mayor mortalidad en los adolescentes."

Es extraño.
No siempre se ve lo cerca que está alguien del límite.
Algunas veces, una frase fatídica puede empujarte al desastre.
Bulling, problemas familiares, enfermedades mentales, adicciones, soledad, desamparo, hambre... y no siempre el hambre es de pan, ustedes me entienden.

Puedes morir disparándote, probando veneno (el néctar de nuestros muertos dioses), perdiendo el aire para siempre, creyéndote un ángel, aspirando el humo de la mala vida, interponiéndote en el tráfico, convirtiéndote en una antorcha brillante, siendo pez por un instante (hasta que la magia se acaba y te quedas sin aire), clavándote un frío metal en cualquier parte...

Pero antes de morir así, ya estás muerto por dentro. Ya hay un vacío, un pozo, un hueco inestimable.
Eres una marioneta consciente de su condición que quiere desconectar.
La vida no tiene color, ni forma, solo es un negro manchón que un mal artista dejó caer sobre una mesa.

No creo que debamos subestimar la capacidad que tenemos de sanar a alguien.
A veces es una canción.
Un testimonio.
Una tarde charla.
Un abrazo amable.
Otras veces es pura fuerza de voluntad.
O miedo... (no debemos subestimar al miedo, salva más vidas de las que pierde)
Cuando estás al borde, siempre puedes dar marcha atrás y arrepentirte.
Cuando yaces bajo tierra, ya es demasiado tarde.
Un cuerpo podrido no renace.

Y a menudo no se piensa en los que dejamos atrás.
En ese manchón negro, se pierde la familia y la olvidamos justo en ese instante. Es un agujero negro al que huye la luz y la esperanza.
No pensamos la herida que hacemos. Creemos, a veces ciegamente, que dejamos felicidad.

No quiero ser uno cada 40 segundos.
No quiero ser un 90 al día.
Quiero ver el sol, madrugar aunque me duela, reír y llorar porque, señores, lo más jodido es VIVIR y lo más fácil, la muerte.


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