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martes, 13 de enero de 2009

Un ladrón entrando por la ventana


La noche caía suavemente en la ladera nevada que había frente a su ventana.
Llevaba toda la noche despierta, soñando con que él viniera a apagar su soledad.
-"Nunca se sabe cuándo los sueños pueden hacerse realidad"- se dijo, apesadumbrada.
Una figura en la ventana la sobresaltó. Unos golpes sonoros en el cristal helaron su corazón, que se detuvo un instante, para latir después con fuerza. Sin pensarselo dos veces abrió la ventana.
Calado hasta los huesos, respirando con dificultad, al borde de la inconsciencia, y aún así divino. Allí estaba.
Sólo hizo falta una mirada para comprenderse.
Él había ido hasta allí porque confiaba en que ella no le delatase.
Con aquel simple contacto visual descubrió que ella sentía por él algo más que amistad.
Había estado con muchas mujeres pero nunca correspondió al amor de ninguna. Con ella era diferente.
Descubrió el rubor en sus mejillas cuando la miró, una oleada de ternura le inundó y no pudo evitar sonreír.
Le tendió su mano, llena de heridas. Ella ahogó un suspiro y puso en marcha.
Limpió sus heridas, cosió las más profundas y las vendó con delicadeza.
Todos sabían que la joven huérfana del bosque tenía lijeras nociones de medicina e iban a ella cuando el médico no estaba disponible.
Él necesitaba un poco de discreción y prefería arriesgarse con ella, pues el médico se iba muy a menudo de la lengua.
Ella evitó mirarle a los ojos, perdidos en el vacío.
Mientras guardaba el instrumental, se pinchó con una aguja.
Alejó la mano rápidamente, sin emitir ruido alguno, y golpeó al joven por el camino.
Se inclinó hacia él pidiendo disculpas cuando la pata de la silla cedió y cayeron al
suelo juntos.
Volvió a sonrojarse y él se echó a reír.
La ayudó a levantarse y retuvo su pequeña mano entre las suyas.
Ella intentó retroceder, pero él la cogió por la cintura con dulzura.
Se acercó y la besó con cuidado, intentando no asustarla ni ponerla más nerviosa todavía.
Ella sintió su corazón latiendo demasiado deprisa mientras le abrazaba con fuerza.
Él enterró la cara en sus cabellos cobrizos, que caían desordenadamente por su espalda.
Ninguno quería que ese momento terminase nunca.

****************

Al despertar por la mañana, ella creyó que todo había sido un sueño.
Cuando se incorporó estaba sola en la cama.
No pudo evitar echarse a llorar, hundiendo la cara entre sus manos.
Sintió unos brazos cálidos rodeándola, meciéndola como si fuera un bebé.
Una voz masculina susurraba su nombre, intentándo desesperadamente consolarla.
Después de todo, era real...

3 comentarios:

  1. ¡Qué bonitooooooooooo!
    ¡Yo también quieroooo!
    ¡La tía de la historia me da envidiaaaaaaa!

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  2. Ya nos buscaremos tú y yo a alguno... jejeje

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  3. esta muy bien y aunque se parece mucho a crepusculo es muy bonito, buen trabajo

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¡No matemos a los árboles!