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viernes, 14 de noviembre de 2008

Carta de Goethe a Guillermo

Para que os hagais una idea de cómo me siento, aquí expongo unas líneas de Goethe, que pudo poner verdaderamente palabras a un sentimiento.


Querido Guillermo:

Me encuentro en un estado que debe parecerse al de los desgraciados que antiguamente se creían poseídos del espíritu maligno. No es el pesar, no es tampoco un deseo ardiente, sino una rabia sorda y sin nombre lo que me desgarra el pecho, me anuda la garganta y me sofoca. Sufro, quisiera huir de mi mismo, y paso las noches vagando por los parajes desiertos y sombríos en que abunda esta estación enemiga. Anoche salí. Sobrevino súbitamente el deshielo y supe que el río se había salido de madre, que todos los arroyos de Wahlheim corrían desbordados y que la inundación era completa en mi querido valle. Me dirigí a él cuando rayaba la media noche, y presencie un espectáculo aterrador.

Desde la cumbre de una roca vi a la claridad de la luna revolverse los torrentes por los campos, por las praderas y entre los vallados, devorándolo y sumergiéndolo todo, vi desaparecer el valle, vi en su lugar un mar rugiente y espumoso azotado por el soplo de los huracanes, después profundas tinieblas;

después la luna , que aparecía de nuevo para arrojar una siniestra claridad sobre aquel soberbio e imponente cuadro . Las olas rodaban con estrépito venían a estrellarse a mis pies violentamente... un extraño temblor y una tentación inexplicable se apoderaron de mi. Me encontraba allí con los brazos extendidos hacia el abismo, acariciando la idea de arrojarme en él. Si, arrojarme y sepultar conmigo en su fondo mis dolores y sufrimiento. Pero ay!¡que desgraciado soy, no tuve fuerza par concluir con mis males!, mi hora no ha llegado todavía, lo conozco ¡ah Guillermo! con que placer hubiera dado esta pobre vida humana para confundirme con el huracán , rasgar con él los mares y agitar sus olas .

¡Ah!¿no alcanzaremos nunca esta dicha los que nos consumimos e nuestra prisión?¡Qué tristeza se apodero de mi cuando mis ojos se fijaron en el sitio donde había descansado con Carlota, bajo un sauce, después de un largo paseo.

También allí había llegado la inundación, y a duras penas pude distinguir la copa del sauce. Pensé entonces en la casa de carlota, en sus prados...el torrente debía de haber arrancado también nuestros pabellones y destruido nuestros lechos de césped. Un luminoso rayo del pasado brillo delante de mi alma, como brilla en los sueños de un cautivo una ola de luz que le finge praderas, ganado o grandezas de la vida. Yo estaba allí de pie… ¡ah! ¿Es qué me falta valor para morir? Yo debía... y sin embargo, heme aquí como una vieja que recoge del suelo sus andrajos y va de puerta en puerta pidiendo pan para sostener y prolongar un instante más J.W.VON GOETHE.-------OBRA: Werther

2 comentarios:

  1. Uno de los mejores libros que he leído, con el que comenzó el Romanticismo. Cada página era una delicia, un sentimiento nuevo con cada línea, una pesadumbre insoportable cuando llegó el final.

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  2. sutil, un libro de sentimientos, cabronaza sabes como me gusta y sabes que no me puedo resistir a comentarlo me las pagaras!!XDD te quiero mucho wapa!!!

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¡No matemos a los árboles!