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miércoles, 25 de enero de 2012

Lo que me hace sentir [Adele - Turning Tables]


A lo largo de estos últimos años (dos, tres, ya no me acuerdo) he estado persiguiendo algo.
Persiguiendo algo que estaba dentro de mí, algo que me llamaba poderosamente, algo que gritaba en mi interior para que lo viera... Algo llamado "felicidad".
Es extraño... Llegó un punto en el que creí alcanzarla.
Hubo un momento en el que nos dimos la mano, en el que nos fundimos, en el que nos abrazamos. Sé que ese momento existió, lo sé.
Sé que tras días de lucha, hubo esa unión.
Este mismo blog es una muestra de ello.
Pero llegó un momento que, en ese abrazo, al precio de mantener como fuera ese nexo, perdí otra parte de mí.
Una parte de mí poco deseada, una parte ineludible, algo que tira incluso más fuerte... algo que va tatuado a mi piel y que no hay manera de borrar.
Ese algo se llama "melancolía".
La melancolía es como la hoja de pegamento en el que atrapamos a las moscas hasta que mueren. Una vez se fija a ti, por más que tires no saldrá.
De pronto, perdí pie.
Sé que lo mismo que había llegado, la felicidad se fue, se escondió de nuevo en los recovecos de mi alma. Sé que es culpa mía. Me distraje. La descuidé, la ignoré. Me distraje.
Ese nexo era tan frágil que bastaba un segundo mirando al otro lado para perderlo para siempre.
Bueno, no para siempre, pero ahora el camino que recorrí queda cada vez más distante. Retrocedo. Bajo escalones.
¿Dónde estoy?
¿Más arriba o más abajo que al principio?
Creo que perdí mi identidad a cambio de esa felicidad.
O quizás la pierdo cada vez que me miro al espejo y me pregunto si merece la pena seguir sonriendo.
Tengo la impresión de que nunca ganaré este pulso.
Ambas son yo, ambas buscan la luz y se abandonan en la oscuridad... Ambas...
Hasta que cambien las reglas y una de ellas vuelva a ganar.

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