Ya se nos va diciembre,
se nos va.
Y quedamos tú,
y yo,
y las ilusiones.
Queda la nieve fresca
en las montañas,
y la sucia en los andenes de las estaciones
de nuestra memoria.
Pasan los trenes de vacaciones,
llenos de familias
directos a sus hogares,
y están también los que llevan
a ninguno de esos lugares.
A la nada y al polvo
en los rincones.
A las casas vacías,
a los fríos fogones,
a las ventanas sin cristales.
Llevan a cuestas los vacíos universales
a tus ojos esmeralda
teñidos de dolores.
Llevan al mar
y de vuelta a la nieve sucia
en los andenes,
a las ciudades tristes donde la rutina y su dominio
harán de nosotros sus esclavos eternales.
se nos va.
Y quedamos tú,
y yo,
y las ilusiones.
Queda la nieve fresca
en las montañas,
y la sucia en los andenes de las estaciones
de nuestra memoria.
Pasan los trenes de vacaciones,
llenos de familias
directos a sus hogares,
y están también los que llevan
a ninguno de esos lugares.
A la nada y al polvo
en los rincones.
A las casas vacías,
a los fríos fogones,
a las ventanas sin cristales.
Llevan a cuestas los vacíos universales
a tus ojos esmeralda
teñidos de dolores.
Llevan al mar
y de vuelta a la nieve sucia
en los andenes,
a las ciudades tristes donde la rutina y su dominio
harán de nosotros sus esclavos eternales.
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