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martes, 26 de enero de 2010

Nosotros

A veces... me quedo
parada de repente,
a mitad de algo,
y siento como si todo
corriera muy deprisa.
Muy deprisa para mí.
No puedo esconderme
del tiempo, ni de la vida,
ni de los demás.
No puedo saber
lo que va a pasar mañana
y poder preparame para ello.
Hay tantas cosas que no se pueden hacer...
Vivimos en un mundo
de lleno de imposibles,
dónde los posibles
carecen de sentido
y no nos llaman la atención.
Pero para mí, respirar cada segundo
ya es como un milagro.
¿Cómo podemos existir,
resistir
y recibir los golpes
sin derrumbarnos por completo,
sin deshacernos como una estatua de arena
en la orilla?
¿Cómo... cómo nosotros,
que no somos más que
un conjunto ordenado de células
podemos sentir,
amar y sufrir,
y no uno solo,
sino todos los demás?
¿Cómo puede haber sobre nuestras cabezas
un cielo tan grande, que aún así,
siga creciendo?
Un cielo que nos lleva millones de años,
y ahí sigue,
eterno e impoluto, algo que
perdurá por el resto de los siglos.
¿Y nosotros?
Nosotros, que no hemos durado
apenas una milmillonésima parte
de la existencia de la Tierra,
¿cuánto tiempo más seguiremos poblándola?
Nosotros, que hemos destruido
lo que cientos de miles de años de evolución creó,
¿no nos merecemos acaso no existir?
Sí, nosotros,
que dedicamos nuestra vida
a escribir tiernas canciones
mientras todo cambia, que hemos prosperado
a costa de la tierra que nos vio nacer,
así como un macabro agradecimiento.

Quién sabe.

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