Páginas

viernes, 19 de diciembre de 2008

¡Oh, blanca Navidad!


A todo el mundo le encantan las navidades. Es un hecho, todos buscamos una excusa para que nos regalen algo.
No siempre se ven cumplidos nuestros sueños.
Yo soy anti-navidad.
Para mí la navidad solo es un momento en que retenemos nuestros más bajos instintos.
La codicia lo llena todo.
¿Dónde quedan las noches a la luz de una triste vela, en familia, cantando villancicos?
Ahora lo que queremos es salir pitando de la cena para irnos de fiesta.
Para un día que estamos todos juntos no podemos pensar un poquito en los demás. Nooo, ¡qué va!
Y tengo que reconocer que yo tampoco puedo soportarlo.
Porque la familia es algo muy complicado, pero es lo único que da cierta estabilidad, y por muy locos que estén es lo más importante.

Esto es en parte un homenaje a mi familia y una crítica al consumismo navideño, porque lo mejor de las navidades es la compañía y la comida (sobre todo los dulces y la carne), que sin regalos también se vive (lo digo desde la experiencia)...

¡Qué vuelvan los villancicos, las comilonas en familia, las discursiones navideñas! ¡Basta de creer que lo más importante es lo material!
Y sobre todo: ¡Queramos al vecino aunque ponga la música a deshora o grite!
¡Seamos felices o intentemoslo!

Y por favor: Cumplamos esos propósitos para el año nuevo estilo: voy a ir al gimnasio, aprender yoga y cocinar mejor, que para algo los hacemos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡No matemos a los árboles!