“¡Vamos, vamos, traed el oxígeno! ¡Hay paro cerebral y
cardiaco! ¡Necesitamos ayuda! ¡YA!”
La luz es muy fuerte para una
unidad de cuidados intensivos, ¿no?
Ni
idea. No hemos estado nunca en ninguna, querida.
¡Anda! Pues sí, es verdad. Qué
pena que no podamos abrir los ojos, ¿verdad?
No
creo que fuera nada digno de ver. En fin… Siento un tubo metido por la
garganta, pero no tengo ganas de vomitar. Raro, ¿no?
Menos mal que no puedo ver todas
esas agujas clavadas en nuestro brazo. ¡Ugh! ¡Qué asco!
Vamos,
vamos, tampoco es para tanto.
¡Lo dices porque tú quieres ser
médico!
Y
tú jardinera, pero me temo que con las dos en el mismo cuerpo, me voy a tener
que alejar de los quirófanos.
¿Pero a ti no te gustan las
flores?
Me
dan un poco igual, la verdad. Me aburren.
Un momento… ¿Quién regará las
orquídeas?
Ya
las regará mamá.
¿Crees que se acordará? Es muy
despistada.
Bueno,
no pasa nada. No va a ser el fin del mundo porque se te mueran unas orquídeas.
…
¿Qué
pasa?
Tampoco va a ser el fin del
mundo si nos morimos nosotras, ¿verdad?
Bueno,
es lo que tiene. El mundo solo se acaba para nosotras dos.
Hay mucho silencio. ¿Y papá? ¿Se
lo habrán dicho ya?
Supongo.
Parece que ha pasado mucho tiempo desde que nos chocamos.
¿Nos dolió?
No
me acuerdo. Eso fue que no nos enteramos.
¿Cómo habremos quedado?
¿Eh?
La cara, el cuerpo en general…
¿Nos faltará algo?
No
sé. Ahora mismo no siento el cuerpo.
¿Y si nos quedaran cicatrices
para siempre?
Creo
que si seguimos vivas podemos darnos con un canto en los dientes.
¿Y si hemos perdido las piernas?
¿Qué?
No sé si querría despertar si
vamos a vivir para siempre en una fea silla de ruedas.
No
digas tonterías, todavía no sabemos nada. Agorera…
Solo hemos sentido bien la boca.
¿Y si nos hemos quedado tetrapléjicas?
Anda,
calla. Deja de pensar en eso, ¿sí? Todavía no sabemos nada.
Tengo miedo.
Calla.