Páginas

martes, 6 de noviembre de 2012

Motivos para llorar

Esta noche, más que muchas otras, tengo motivos para llorar.
Y no por mí.
Tampoco por una de esas cuidadas historias que nos venden, ni por las que difícilmente puedo crear.
Lloro por alguien real.
Lloro por una de las pocas personas que sé que me comprenden.
Por una de las pocas personas que me dice cosas duras y sinceras que me duelen pero me hacen prosperar y ver mis propios rincones oscuros.
Esa persona está pasando por un momento que no le deseo a nadie.
Esa persona tiene verdaderos motivos para llorar.
Mucho más pesados que las cruces huecas que me cargaba yo a mi espalda, más pesados que los defectos que he exagerado, que las rabietas existenciales que he tenido.
Yo me odiaba porque no tenía nada mejor que hacer, sin motivos...
Pero esa persona...
Esa persona se levanta cada día de su vida, sola, rodeada de gente que la hace sufrir, para seguir hacia delante.
Es la persona más fuerte que he visto jamás.
Sonríe, sonríe y parece un ángel, parece absolutamente feliz, jamás dirías el infierno que está pasando, y me miro a mí, patética cuando tengo una vida mucho más tranquila y protegida que ella.
No puedo soportar esta injusticia.
¿Cómo se puede tener tanta mala suerte?
¿Cómo puede haber gente colmada de regalos teniendo el corazón cubierto de mugre?
¿Esta vida es para los justos? ¿Para los listos? ¿O para los mentirosos?
Porque no puedo comprender cómo es posible que cuanto mejor persona eres, peor te va todo.
¿Acaso compensa?
¿COMPENSA ir por la senda correcta?
Además, es de las pocas personas que de verdad me valora y me respeta.
"Gracias por existir". Esa ha sido su despedida.
¿Cómo puedo yo dormir tranquila esta noche, sintiendo miedo por ella, porque haga lo que yo jamás tuve valor para hacer?
¡Soy YO la que debería dar gracias por su existencia!
Dice que quiere escribir. Que si creo que de verdad le ayudaría.
Y esto es lo que he podido responder:


"Escribir es algo que me ha ayudado a poder vivir conmigo misma.
Es, muchas veces, el único motivo por el que me respeto.
No tengo motivos por los que no ser feliz, no me merezco estar triste, por eso me duele, me duele tanto que tú sí los tengas y sigas ahí, despertándote todos los días de tu vida.
Eres una persona muy fuerte, que nadie te diga lo contrario.
Nadie tiene el poder de solucionar todos los problemas, menos aún con nuestra edad, así que no pienses, si es que lo piensas, que no estás haciendo suficiente.
Solo el hecho de que sonrías para hacer felices a los que amas vale más que cualquier otra cosa.
Vales más que esas víboras con las que vives, esquivando picaduras venenosas.
Eres admirable, preciosa, la cosa más hermosa que he visto jamás.
Eres más dura que el diamante, e igual de frágil, pero incombustible.
Me siento estúpida siendo precisamente yo la que te diga esto, pero es lo que pienso.
Nada, ni el mundo ni el dolor, van a tumbarte.
Caerás, cientos de veces, pero te levantarás, yo misma te levantaré si hace falta, aunque me tenga que arrancar la piel a tiras.
Te mereces que todo el mundo te trate con dulzura, te mereces que la vida haga que lluevan sobre ti flores y buena suerte.
Pero la vida no es justa, así que vamos a pelear para darle la vuelta a la puta tortilla, para ser felices, juntas o por separado, como tú quieras.
No te pido que sonrías cada día. Me vale con que salgas de la cama y puedas afrontar tu realidad.
Te quiero."


¿Acaso servirá de algo? ¿Sirven de algo mis palabras?

¡NO!

Porque no llegan a nadie, porque no harán su vida mejor, porque no tienen ningún valor.
Mis palabras no pueden hacer que el mundo entienda que está cometiendo una injusticia y debe cambiar.
¡El mundo jamás querrá escucharme!
Quiero que encuentres tu puerta, tu llave a la felicidad.
Quiero que seas feliz.
Quiero que encuentres en la escritura, o en cualquier parte, un refugio.
Quiero estar ahí, saber qué puedo hacer para ayudarte.
¡¿Cómo van a molestarme tus problemas?!
¡He llorado en tus brazos, has acariciado mi cabeza y me has dicho que todo irá bien!
Que mi nueva vida será maravillosa, que encontraré a gente que me aprecie de verdad.

¿Y tú qué?
¿Quién va a decirte que todo irá bien?
¿Quién acariciará tu cabeza?

Si tan solo eso aliviara un poco parte de la carga que soportas... 
Si tan solo eso te hiciera sentir a salvo por un segundo...

¡Es todo tan terriblemente INJUSTO!

Cada día te levantas y hay algo nuevo torcido y destrozado.
¿Cómo puedes vivir con ese miedo a que todo se haga trizas una vez más?
¿Tienes un segundo de paz?
Oírte decir que necesitas morir es lo más descorazonador que he oído jamás.
¿Tú?

¿TÚ?

Ojalá pudiera ir hasta tu casa, hasta la misma puerta de tu habitación, hasta los mismos pies de tu cama, para cantarte una nana y que puedas dormir en paz.
Te la cantaría hasta que me quedara sin voz, hasta que no pudiera respirar de las lágrimas.
Tú no puedes morir, tú no puedes caer tan bajo. 
¡TÚ NO!
Porque si tú caes, ¿en qué podré creer?
Si la vida te tumba, ¿qué quedará puro que admirar?
Así que maldita vida, maldita suerte, escoge otro objetivo con el que cebarte. 
Y déjala en paz.
Porque si desaparece, nunca te lo perdonaré.
Nunca más me levantaré por la mañana pensando que eres bella.
Nunca más pensaré que eres justa.

Nunca más seré la misma persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡No matemos a los árboles!